BELL GARDENS

11

I

Eran pasadas las doce de la noche. En el restaurante de comida rápida se disponían a cerrar y dos trabajadores salieron a la calle a tirar la basura. «¡Vaya día de curro que hemos tenido!» dijo uno. «¡Ya te digo! ¡Menos mal que mañana libro!». «¡Qué suerte tienes!» Al abrir el contenedor encontraron el cuerpo sin vida de un hombre de mediana edad. «¡Ostras, tío!» dijo el más joven. Los dos se miraron por un instante con incredulidad. «Hay que llamar a la policía» dijo el más veterano.

II

«Bell Gardens. Otro lugar en el que no había estado nunca antes» dijo el detective Alan Dagger saliendo del coche. «Yo tampoco» expresó Blake Lance, su compañero. Dagger alzó los brazos bostezando. «Madre mía. Que sueño» dijo. De repente, una pelota de plástico cayó rodando cerca de ellos. En seguida vinieron dos chicas corriendo vestidas con bikini. «¡Hola, hola! ¿Nos pasáis el balón?» «¡Claro!» dijo Alan entregándoselo. «¡Gracias!» dijo mandándole un beso. «Me encanta la playa» comentó esbozando una sonrisa.

«Soy el subinspector Valerio Kane de la comisaría de Bell Gardens. Bienvenidos detectives». «Gracias» dijo Alan. Kane era un hombre de unos cuarenta y tantos años. Tenía el pelo negro y una barba no demasiado pronunciada. Vestía con un pantalón blanco y una camisa hawaiana de manga corta. «¿Eres colombiano?» preguntó Dagger. «Si. ¿Cómo lo has sabido?» «Por el acento. Hace tiempo tuve una novia colombiana. Aprendí mucho de su cultura». «Me alegra saber eso. Las mujeres colombianas son las mejores. ¿Por qué ya no estáis juntos?» «Murió en accidente de coche». «Lo siento mucho. Que pena. ¿De dónde era?» «De Bogotá». «Como yo. En fín, la vida sigue. Que Dios cuide de su alma». «Siento cambiar de tema pero ¿podemos ver el cadáver de la víctima?» terció Lance. «Si. Venid» dijo Valerio caminando hasta la sala de autopsias. «Tiene síntomas de envenenamiento». «Así es. ¿Cómo lo supiste tan rápido?» «Porque soy forense además de detective» respondió Blake ajustándose las gafas. «En concreto arsénico» siguió diciendo. «¿Siempre es así de efectivo?» «Siempre» respondió Alan divertido. «Lo suponía. Desconocemos el móvil. Eso es lo que tenemos que averiguar. Yo ahora me voy a comer con mi mujer que es nuestro aniversario. Si hay novedades llamadme a este número» dijo entregándoles una tarjeta. «De acuerdo. Y, por cierto,¡felicidades!» «¡Gracias!»

«No he descubierto nada más haciéndole la autopsia». «No importa. Sabemos quién es. Ahora es el turno de las entrevistas» dijo Alan. Mientras caminaban en dirección al coche vieron a un hombre que los seguía. Era delgado, con el pelo un poco despeinado y llevaba una cartera colgada al hombro. «¿Quién será?» preguntó Blake. «No lo se. Parece un tío raro de esos que les molan las pelis extrañas» contestó Alan. «¿Las pelis de serie B?» «B o C. Lo que sea». «Bueno ¿Qué hacemos?» «Vamos a esperar un segundo a ver que hace». «Se ha detenido haciendo ver que se le ha desatado el cordón de la zapatilla». «Es un profesional – dijo en broma Alan – ¡Eh, tu! ¡Ven aquí chaval!» El chico quiso disimular pero ante la insistencia gestual de Dagger se acercó caminando lentamente. «¿Por qué nos sigues? ¿Quieres un autógrafo?» «¿Qué? No, no. Soy ufólogo y estoy reuniendo información acerca del caso del compañero». «¿Qué compañero? Y… ¿eres ufólogo? ¿Qué me estás container, nen?» «Pues eso. Soy Brandon Cricket y soy ufólogo y mi compañero, aunque era más colega que otra cosa, es el hombre que encontraron en la basura». «¿También era ufólogo?» preguntó Blake con incredulidad. «Pues si.» «Bueno, vamos por partes. ¿Sabes lo que le pasó a tu compañero?» «Si, a medias. Se que lo perseguían para matarle». «¿Quién lo perseguía?» «Un par de hombres de negro, ya saben». «¿Cómo en la peli de Will Smith?» intervino Dagger. «Si pero esta vez no era comedia. Lo querían matar de verdad y quizás a mi también». «Espera, espera. ¿Por qué lo querían matar?» «Porque había descubierto que en esta ciudad hay un infiltrado». «Ahora si que no te sigo. ¿Un infiltrado?» «Si. Ya sabe, un extraterrestre viviendo en un cuerpo de un humano». «¡Si, claro! ¡Lo más normal del mundo!» exclamó Alan esbozando una sonrisa. «Mira, somos detectives de la policía. Queremos datos claros» dijo Lance. «Y los estoy dando. A mi compañero lo mataron dos hombres de negro por descubrir que aquí estaba viviendo un infiltrado». Blake se quitó las gafas y se restregó los ojos con los dedos de la mano. «Eso esta bién para una película de serie B pero estamos en el mundo real» dijo poniéndoselas otra vez. «Puedo mostrarles al infiltrado. Así seguro que me creerán». «¿Dónde vive ese infiltrado? ¿Está lejos de aquí?» «Un poco pero no mucho». «Mira, no se si estás como una cabra o te crees algo de lo que dices, pero si sabes algo del homicidio de tu amigo será mejor que nos lo cuentes todo». «Ya se lo he contado. ¿Acaso nunca han vivido una experiencia fuera de la normal?» Alan y Blake se miraron por un momento. «Algo hemos vivido. Pero estaba  más relacionado con los fantasmas» dijo Dagger esbozando una medio sonrisa.

III

«Ahí viene Brandon» dijo Alan metiéndose un chicle de fresa en la boca. «¡Hola detectives! ¿Listos para la aventura?» preguntó soriendo. «Te seguimos» dijo Lance serio. «Vale. Podíamos ir en coche pero prefiero caminar. Tengo ganas de estirar las piernas». «Y das buenas zancadas» observó Dagger. «Si. Lo se. En el colegio siempre se metían por eso conmigo». «Mientras caminamos cuéntanos más cosas sobre ti como, por ejemplo, si viven más colegas tuyos por Bell Gardens». «Que yo sepa no. Sólo éramos dos y ahora sólo quedo yo. Ser ufólogo comporta llevar una vida muy solitaria aunque también muy apasionante». «¿No tienes familia?» «Si pero no viven aquí». «¿Dónde viven?» «En Detroit. Lo se. No tiene nada que ver con Bell Gardens pero es que tampoco vivo aquí todo el año. Viajo mucho investigando». «Y ahora que lo mencionas ¿investigas sólo aquí  o también fuera?» «También fuera. He ido a Brasil y a Perú a realizar varias investigaciones». «¿Siempre solo?» «No. A veces con algún otro compañero». «Comprendo».

«Aquí vive el infiltrado» dijo Cricket deteniéndose delante de una casa con cesped y piscina. «No vive nada mal el» dijo Alan. «Bueno, sobre eso quiero especificar que, en términos estrictos, no es un infiltrado, bueno si que lo es, pero habita en un cuerpo de mujer, no de hombre». «O sea, es un extraterrestre que ha hecho un cambio de sexo, por así decirlo». «Más o menos, si. Suponiendo que ellos tengan sexo». «¿No tienen?» «Pues no lo se. Hay algunos que no tienen. Son asexuados. Pero quizás haya otros que si tengan». «Ahora me estoy acordando de la peli de Kim Basinger ‘Mi novia es una extraterrestre’. Estaba tremenda. ¿Es así la infiltrada?» «Ahora lo verán» respondió Brandon sonriendo. Llamó al timbre y esperó. Nadie abría la  puerta. «Insistiré» dijo volviendo a llamar. «Para mi que se ha ido a su platillo» dijo Alan. «Una vez más» anunció Brandon llamando de nuevo. Esta vez si que la puerta se abrió. «Hola» dijo una mujer joven de pelo moreno y ojos verdes. «Hola Cathy» saludó el joven feliz. «Vengo con unos amigos». «Los detectives Dagger y Lance» dijo ella sonriendo. «¿Cómo lo ha sabido…?» preguntó en voz alta Blake con sorpresa. «Como puedes comprobar, Alan, no me he ido con ningún platillo». Esta vez fue Dagger el que se quedó sin habla.

Estuvieron con ella toda la mañana y, aunque hablaron de muchas cosas, lo más importante que extrajeron de la conversación era que Cathy era una extraterrestre con el poder de la telepatía y que la versión de Brandon acerca de la muerte de su compañero cobraba cada vez más sentido. «¿Sabes quiénes lo mataron?» preguntó Alan a Cathy. «Si. Los dos hombres de negro. Pero no os preocupéis. Está bien». «¿Está bien? Pero si está muerto» dijo Blake. «La muerte es el nombre que le dáis al paso de esta dimensión a otra dimensión» dijo esbozando una sonrisa.

IV

«¿Qué tal la investigación? ¿Hay novedades?» preguntó Kane preparándose un café. «¿Qué piensas de la vida en otros planetas» preguntó Alan. «¿Cómo? – dijo atragantándose por la sorpresa de lo que oía – ¿De qué estás hablando?» «De nada. Sabemos que la cosa estuvo relacionada con dos hombres que vestían de negro». «¿Y ya está?» «Y ya está. De momento» dijo Lance ajustándose las gafas. «Bueno. Ya es algo». «¿Qué tal fué el aniversario?» ¡Genial! Nos lo pasamos muy bien. Después de comer fuimos a bailar. Hacía tiempo que no bailaba y… Me llaman. ¿Si? Perfecto. Gracias». «Por la cara hay novedades» dijo Dagger. «Efectivamente. Por lo visto han encontrado a los dos hombres de negro».

Alan y Blake miraban como los dos coches patrulla de la policía local formaban una barrera para que nadie, excepto las personas autorizadas, la traspasase. «Pusieron resistencia y tuvimos que disparar» dijo un agente a Kane. «Entiendo. Han hecho lo que tenían que hacer». En el suelo habían dos cuerpos sin vida de dos hombres vestidos de negro. Uno tenía una pistola en la mano la cual la recogió rápidamente un agente metiéndola en una bolsa de plástico transparante. «Bueno. Al final, dos locos ajustando cuentas con un tercero. Fín de la historia. Gracias por venir chicos y buen viaje de vuelta» dijo Valerio saludando a los dos detectives.

V

«No han cogido a los hombres de negro» dijo Brandon. «Pues te aseguro que iban de negro» dijo Dagger abriendo la puerta del coche. «Lo se pero esos hombres no eran los que mataron a mi compañero». «¿Cómo lo sabes?» preguntó Lance. «Porque trabajan para gente que está muy arriba y son de lo mejorcito en su trabajo. No me creo, con todos los respetos, que simples policías locales hayan podido darles caza tan fácilmente». «Lo que es cierto es que a mi me huele que nos estaban espiando en casa de Cathy y, de alguna manera, se adelantaron a prepararlo todo para cerrar el caso rápido» dijo Alan. «¡Exacto!Eso si que me encaja». «También puede ser que lo que ha pasado sea la verdad y que no haya que darle más vueltas al asunto» matizó Blake subiendo al coche. «Sea como sea, el caso está cerrado. Gracias por todo Brandon. Da recuerdos a Cathy». «No se los puedo dar». «¿ Y eso por qué?» «Porque se ha marchado». «¿A dónde?» «No lo se».

Blake conducía en silencio mientras Alan escuchaba la música de la radio. De pronto, el motor empezó a fallar y el vehículo se detuvo. «¿Qué demonios..?» preguntó Lance comprobando que no arrancaba. Nadie pasaba por la carretera y Dagger salió a estirar las piernas. «El cielo se está nublando» dijo mientras cogía su teléfono móvil. «Y no hay cobertura». «¡Perfecto!» dijo Blake dando un manotazo al volante. «Cálmate. No vas a solucionar nada cabreándote». Al acabar de decir eso, vió en el cielo una luminosidad triangular que se movía hacia ellos. «Madre mía…» dijo Alan atónito. Después, de súbito, desapareció y el motor volvió a arrancar. «Ya hay cobertura de nuevo» dijo alegre Lance. «¿Qué era aquello? ¿Lo viste?» preguntó Alan. «¿Ver el qué?» «Nada. Déjalo. Voy a llamar a Caroline. Hola cariño. Vuelvo a casa. No te vas creer lo que nos ha pasado» dijo esbozando una sonrisa.

FÍN

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